La anestesia epidural permite reducir o eliminar el dolor durante el parto. Es una anestesia que actúa insensibilizando la parte inferior del cuerpo de la mujer, sin que pierda tono muscular, y que le permite estar plenamente consciente mientras da a luz.
Para administrarla, la mujer embarazada se coloca sentada o tumbada del lado izquierdo. Una vez desinfectada la zona, el anestesiólogo realiza una punción en la zona lumbar baja (entre las vértebras L3 y L4) para introducir la aguja epidural que permitirá colocar el catéter epidural. A continuación, retira la aguja mientras que el catéter queda dentro para que la anestesia sea bombeada en su justa medida. Al cabo de unos minutos la mujer ya nota un alivio porque se va acortando el dolor de las contracciones hasta que desaparece. El catéter se retira tras el parto y poco a poco se va recuperando la sensibilidad y la movilidad de las piernas.
Efectos y contraindicaciones
La anestesia epidural no tiene ningún efecto sobre el feto. Además, apenas presenta efectos secundarios. Los más frecuentes serían hipotensión transitoria y temblores, así como dolor de cabeza los días posteriores al parto o dolor en la zona de la punción. Lo que sí produce es una reducción de la capacidad para empujar en el momento del parto.
Por otro lado, no está indicada en todos los casos. Algunas contraindicaciones son: alteraciones de la coagulación sanguínea, insuficiencia cardiaca, tumores cerebrales, infección general o local, algunas enfermedades neurológicas, algunas intervenciones quirúrgicas previas de columna y tatuajes en la zona baja de la espalda.
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