A los ya conocidos beneficios de practicar ejercicio (sobre el sistema cardiovascular y respiratorio, el sueño, el control del peso y el apetito, el nivel de energía y buen humor…), se ha unido uno más: investigadores del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos (Madrid) han elaborado un estudio con pacientes hospitalizados por COVID-19 que revela que mantener una actividad física regular aumenta hasta en ocho veces las probabilidades de supervivencia en estos pacientes respecto de aquellos que llevan una vida sedentaria.
Sin duda, un motivo más para practicar actividad física y, lo más importante, convertirla en un hábito. ¿Y cómo podemos hacerlo? Aquí te damos algunas claves para conseguirlo sin que te cueste demasiado:
- Empieza despacio y progresivamente: con un período de 10 minutos de ejercicio ligero o de una caminata a paso acelerado cada día y gradualmente aumenta la dificultad del ejercicio y la duración del mismo.
- Si hace tiempo que no has realizado ejercicio de forma regular, empieza de forma suave y controlando las pulsaciones y sobre todo la aceleración cardiaca y la recuperación. Consulta con tu médico, especialmente si tienes algún problema de salud, si estás embarazada, o en edad avanzada.
- Escoge una actividad que te guste hacer. Te será más fácil practicarla y mantenerla en el tiempo. Y acompáñala de música, por ejemplo.
- Consigue un compañero que la realice contigo (familiar, pareja, compañero de trabajo…) pues ayuda a motivarse y animarse mutuamente.
- Varía el ejercicio de vez en cuando. Es clave contra el aburrimiento.
- Escoge la hora del día que te sea más cómoda para realizar la actividad. Así no habrá excusas. Y continúa haciéndolo a la misma hora cada día.
- No te desanimes si no notas una mejora inicial, la mejoría puede notarse semanas o meses después de practicar el ejercicio.
- Anota en tu agenda los días que realizará ejercicio, así te “obligará” a no saltarte el ejercicio.
- Chequea tu progreso. Es importante marcarse hitos, alcanzables y progresivos.