Un trabajo liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y centrado en la concentración media diaria de partículas ultrafinas en Barcelona y su impacto en más de 500 pacientes ha constatado que la contaminación atmosférica derivada del tráfico está asociada a niveles altos de presión arterial.
El equipo de investigación ha observado que un incremento de la concentración diaria de contaminación atmosférica por material particulado ultrafino (con un diámetro inferior a 100 nanómetros) se relaciona con un “aumento significativo” de la presión arterial, medido a través del monitoreo ambulatorio mediante holter (un dispositivo portátil que mide la frecuencia cardiaca) durante 24 horas.
Fuentes: JANO