La mamografía consiste en una radiografía de las mamas y hoy en día es la técnica más eficaz para diagnosticar precozmente los tumores malignos de mama. Gracias a ella es posible detectar lesiones en estadios muy incipientes de la enfermedad (hasta dos años antes de que sean palpables y cuando todavía no han invadido en profundidad ni se han extendido a los ganglios ni a otros órganos).
Al detectar el tumor en etapas iniciales, permite aplicar tratamientos menos invasivos y conseguir mejores respuestas terapéuticas. Según datos de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) se estima que la mamografía permite detectar el 90% de los tumores y el examen físico solamente un 50%.
Programas de cribado
Hoy en día se realizan programas de screening o cribado de cáncer de mama dirigidos a las mujeres de mayor riesgo, es decir, con edades comprendidas entre los los 50 y los 65 años, mediante la realización de mamografías cada 1-2 años. Y recientemente se están incorporando las mujeres de 45-49 años y 65-69 años. Según la AECC, para mujeres más mayores no se ha demostrado un beneficio. Por su parte, a las mujeres de entre 40 y 45 sólo se les aconseja la mamografía si existen factores de riesgo elevado, como el genético. Además, las jóvenes suelen tener las mamas más densas y la mamografía no es tan eficaz.
Una prueba segura
Las dosis de radiación empleadas son muy bajas y localizadas por lo que resulta una prueba segura. Además, tanto el tipo de radiación como la dosis utilizada sigue estrictos controles de seguridad y el beneficio que se obtiene supera con creces los riegos mínimos que pueda suponer la exposición a la radiación. Además, es una prueba sencilla y no dolorosa. Como mucho, puede resultar molesta porque se realiza presión sobre la mama para que la calidad de la imagen sea óptima. En caso de embarazo, eso sí, se desaconseja realizarla ya que el feto es más susceptible a la radiación.
Tras la prueba, el radiólogo determinará la posibilidad de que la imagen se corresponda con una lesión maligna o benigna. En el primer caso, lo habitual es que se soliciten otras pruebas complementarias como la ecografía, la resonancia nuclear magnética (en caso de mamas densas) y/o la biopsia.
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