Un ictus o enfermedad cerebrovascular es la oclusión súbita de una arteria cerebral o una hemorragia, lo que condiciona una falta adecuada de circulación sanguínea en esa área cerebral. De este modo, la lesión producirá una serie de síntomas y secuelas en relación con el territorio cerebral dañado.
La enfermedad cerebrovascular es una causa muy frecuente de asistencia en neurología y en los servicios de urgencia. Según cifras recientes facilitadas con el motivo del Día Mundial del Ictus, cada año más de 100.000 personas adultas sufren un ictus en España y de éstos aproximadamente la mitad quedan con secuelas. La Sociedad Española de Neurología alerta sobre el aumento de su incidencia en las próximas décadas ligado al progresivo envejecimiento de la población, siendo además la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto. Se calcula que, en nuestro país, alrededor de 330.000 pacientes presentan alguna limitación en su capacidad funcional.
Los avances actuales en el ictus están encaminados a su prevención y control de factores de riesgo, la asistencia y tratamiento neurológico precoz, ingresos en unidades especializadas de ictus, los nuevos tratamientos y el tratamiento de rehabilitación.
Nuevos tratamientos y líneas de investigación en el ictus
El tratamiento más eficaz del ictus es la prevención. Con una adecuada prevención se calcula que se podrían evitar hasta el 90% de los casos de ictus. El estilo de vida saludable y el control de las enfermedades relacionadas con el riesgo del ictus (diabetes, hipertensión…) son las medidas a seguir. Una vez que el paciente sufre un ictus los tratamientos van encaminados a disminuir el daño neuronal y recuperar el daño neuronal en la medida de lo posible.
- En los últimos años ha habido evidencia de tratamientos eficaces para volver a reestablecer la circulación sanguínea en la zona con el trombo vascular. En esto consiste la trombectomía mecánica (utilizar catéteres que tienen una malla -stent- que atrapa el trombo y lo extrae) o la trombolisis venosa mediante la cual se aplica un fármaco que disuelve el trombo.
- Tratamiento neuroprotector: además del daño directo tras la oclusión de la arteria puede existir lesión indirecta de zonas cercanas por diversos mecánicos. En este sentido, existen tratamientos neuroprotectores, como el ácido úrico, que pueden evitar este efecto dañino. Todavía en fase de estudio para su recomendación.
- Tratamientos experimentales: los tratamientos con células madre para regeneración del tejido nervioso dañado están en fase de experimentación y parecen prometedores.