En verano, a todos nos gusta bañarnos y refrescarnos, ya sea en mar, piscina, lago o río… A los beneficios que el baño en agua fresca tiene de por sí, si lo hacemos en el mar le añadimos algunos efectos saludables. Te explicamos cuáles y por qué se producen:
Por su temperatura:
La inmersión en el agua del mar produce una sensación de frío, ya que su temperatura es inferior en bastantes grados a la de la piel del cuerpo humano, por ello el efecto inmediato es el de vasoconstricción de los vasos periféricos y una vasodilatación de las venas y arterias por el aumento de la presión que ejerce en el volumen sanguíneo.
También tiene un efecto tonificante para el sistema nervioso lo cual produce una sensación subjetiva de bienestar general. Todos estos efectos se ven acentuados cuanto más baja es la temperatura del agua.
Por su estímulo mecánico:
El agua ejerce sobre el cuerpo sumergido una fuerza vertical y hacia arriba, denominada empuje que, al actuar sobre el centro de gravedad lo mantiene en equilibrio. Este efecto facilita la movilidad del aparato locomotor (óseo, articular, muscular) dando una sensación de ligereza al contrarrestar la acción de la gravedad y permitir movimientos que podrían ser limitantes o difíciles de realizar fuera del entorno acuático en personas con limitaciones físicas.
También la diferencia de presión entre el fondo y la superficie del agua marina ejerce acciones beneficiosas sobre la circulación sanguínea y sobre el sistema linfático. Actuando como masaje favoreciendo la circulación, el retorno venoso y la congestión de las extremidades.
Por su composición química:
Sus efectos se deben a los minerales que contiene con predominio de: cloro, sodio, yodo, sulfato, magnesio y otros, así como gases en disolución (nitrógeno, oxígeno, carbónico…).
Los minerales del agua de mar son absorbidos por la piel. Por vía refleja estos minerales pueden actuar en cualquiera de los sistemas y órganos del cuerpo.
Por el aire de mar y clima marítimo:
Se conoce bien que el aire de mar es rico en iones negativos lo que ayuda a incrementar nuestra resistencia a infecciones. Respirar el aire de mar ayuda a purificar las vías nasales por lo que las personas que padecen sinusitis y problemas de congestión respiratoria pueden beneficiare. El aire marino también está cargado de oxígeno, oligoelementos y partículas nutritivas que flotan en el aire y que absorbe el organismo humano a través de la respiración.
Por su similitud a la composición de la sangre:
El contenido de minerales en el agua de mar es casi idéntico al del plasma sanguíneo. Esta similitud en composición permite que se intercambien minerales y toxinas entre la sangre y el agua a través de la piel. El agua de mar puede aumentar entre un 5 y un 20% el número de hematíes, y en menor proporción el número de leucocitos, especialmente los linfocitos.